viernes, mayo 25, 2007

Correo desde Nueva York 2

Bueno, vuelvo y repito que si a alguien le da pereza leer esto, puede enviar un email implorando que no le vuelva a mandar estos ridículos cuentos de un inmigrante en Nueva York que se impresiona con lo que ve, que finalmente no son más que ladrillos bien puestos y trenes de cien años de edad (bueno, finalmente es así).

Para los que quieran seguir leyendo, lean.

Esta semana ha sido de locos. Acabo de cumplir 9 días de dormir en un sofá dentro de un closet sin ventana (además, en Jersey City y sin bicicleta ni teléfono o computador), y mañana me trasteo a una ciudad con mejores condiciones de vida, en Brooklyn. El cuarto donde voy a dormir es tan grande como el baño de mi casa, pero tiene las siguientes características lujosas:

-puerta propia (claro, el otro no tenía puerta sino un hueco por donde se entraba).

-cama en un pequeño altillo (el otro simplemente era un sofá que, al ser abierto, se tomaba todo el tamaño del cuarto).

-closet (el otro era en sí un closet, pero no tenía esa función, entonces todavía estoy con la ropa empacada, y voy sacando cosas según las necesidades).

-pequeña biblioteca (bueno, tres entrepaños. Pero como traje solo seis libros y he comprado dos- ya empecé- entonces es perfecto).

-espacio (el otro cuarto era un espacio destinado solamente a la cama. Es decir, era un espacio destinado solamente a dormir.)

-ventana (Esto es lo mejor. El otro lugar no tenía ventana, o sea que no tenía ventilación, o sea que olía a guardado).

Ahora, pasemos a describir brevemente el closet y el lugar donde queda el closet. En la casa de Elizabeth Road viven cuatro personas, una de las cuales trabaja conmigo, y que amablemente me dio posada GRATUITA durante esta semana, y eventualmente tendré que darle un regalo, además de los chocolates Jet que felizmente hemos engullido desde su entrega.

Hasta el jueves, todo era paz y tranquilidad, hasta que llegó April (no llegó el mes de abril, y no estoy hablando como cubano, es una niña que se llama April). Nos saludamos, me fui a dormir, y dos horas después (es decir, las 2 am), prendió su grabadora a todo volumen y no paró hasta las 4 am. Durante todo este tiempo tuvo momentos en que salía del cuarto, prendía la luz del hall y volvía a los dos minutos, tal vez hablando con alguien con un volumen de voz algo alto. Y les recuerdo que yo no tengo puerta, y les aclaro que mi closet queda directamente en frente de su cuarto, a unos dos metros de distancia.

Sobra decir que esa noche no dormí nada. Afortunadamente, el fin de semana me fui para un lugar que ya les describiré, y no tuve la desgracia de dormir allá. Anoche volví, y parecía como si nunca hubiera apagado ese aparatejo. Seguía con la misma canción, y para más piedra, en la mitad volvía y ponía el principio, como si estuviera sacando alguna especie de coreografía.

Entonces estoy más que feliz de irme de un closet a un espacio mucho más bondadoso, sin gente loca que ponga música repetitivamente durante toda la noche, y con ventana y todos los accesorios ya descritos.

Como era de esperarse, y debido al apeñusque de cuarto en que me encuentro durmiendo, mis noches en la ciudad han sido largas. Hago lo posible por irme a las 10pm al closet, porque eso de estar sentado en un sofacama leyendo no es muy atrayente, y tampoco levantarse a morsear (que tampoco es mi mayor gusto), entonces también salgo cerca de las 8am para la ciudad.

Esta fue mi rutina del domingo pasado, y estuve todo el día caminando por Manhattan. Subí por Broadway y la calle 42 (algo agitada), llegué al parque (algo maravilloso), lo rodeé, me perdí adentro de él, pasé al lado del Metropolitan, del Guggenheim y del zoológico pero no entré a ninguno porque prefería hacer una mirada panorámica de la ciudad para después ir profundizando en varios aspectos. Creo que con cinco meses de estadía puedo darme esos lujos.

Bueno, entonces estuve perdido por ahí, y tomé una que otra foto. La que envíe en estos días fue durante un momento en que me perdí y encontré esa vista de la ciudad.

Después de caminar mucho, terminé en la calle 71 con west park, y vi un aviso que casi me hace desmayar (bueno, claro que también eran las 2pm y no había almorzado, y llevaba caminando desde las 10am). Era Einstein en una bicicleta.

Pues claro que ya había visto esa foto! Es en 1933 en CalTech. Pero el hecho no era la foto. Lo importante era que estaba en un pendón de 15 metros de altura, colgado de la entrada del museo de historia natural. Eso solo quería decir una cosa: EXPOSICIÓN BIOGRÁFICA DE EINSTEIN. Claramente, entré. Encontré que costaba 17 dolares, entonces preferí esperar para entrar otro día, tal vez con un precio menor. Y estuve ahí caminando durante media hora, mientras decidía que sería más prudente esperar unos días para entrar, y quise buscar una tienda, pensando que podrían tener cosas de Einstein para la venta.

Y entré a la tienda del museo y no tenían NADA de Einstein. Pero busqué un poco más, y encontré UNA TIENDA SOLAMENTE DE COSAS DE EINSTEIN.

Para quienes me conocen, podrán imaginarse lo que acontecía en mi mente (bueno, Luis, en mi conducta) mientras veía esto. Creo que los vendedores me miraban con cara rara y todo. Estuve mirando todos los libros, las camisetas, los mugs, las brújulas, los facsimiles de sus obras, los afiches, los mousepads, las reglas, los esferos y todo lo que tenía que ver con aquel man despelucado.

Bueno, y para no aburrirlos, me fui a almorzar, dado que ya eran las 3 y tenía un poco de hambre. Salí del sitio, y me devolví hasta la calle 30 (de la oficina), y calculé la distancia recorrida a pie: 25 kilómetros... y entonces me dio un poco de mareo, compré maní donde unos japoneses y seguí para buscar donde sentarme. Ese día terminó donde una amiga de mi mamá comiendo.

Y lo mejor de todo este lapso de tiempo fue el pasado sabado y domingo. Un amigo me invitó a su casa en Long Island ("en Bridgehampton") para navegar, y cuando llegué supe que era en un sitio donde los actores van a dar vueltas en sus yates. Me sentí como un indio: "tan chévere este sitio, seguro allí está Ton Crus." Claro que no vi nada del otro mundo, solo el yate de Billy Joel y una mano de veleros espectaculares. Estuve navegando el domingo, y tuvimos un asado (con lluvia) en la casa de Jonas.

Claro que todo esto pude haberlo hecho en Chía y en el club de Guatavita. Pero el hecho de estar lejos me hacía sentir que todo era una maravilla. Ahora lo que tengo que hacer es volver e irme para Guatavita y navegar, y sentirme en Long Island, como el amigo de mi papá que se sienta en la sala, prende la aspiradora y dice que va de viaje para europa. Uno si es bien pendejo.

Bueno, creo que, a grandes rasgos, eso es lo que ha pasado estos días. No mando fotos porque son muy pesadas, más bien lean esto y si quieren respondan.

Entonces los dejo, para que todos volvamos a nuestras rutinarias vidas citadinas, y para volverlos a molestar con dos páginas de lora en algunos días. Gracias por leer y responder, me hace sentir más cerca de Bogotá, y de la gente que está allá. Estos correos me hacen sentir más cerca de Bogotá, y de ustedes.

Pardo.

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